El arcoíris detrás del negro. Visiones homoeróticas en el grabado antiguo

Biblioteca Valenciana Nicolau Primitiu
Sala Capitular del Monasterio San Miguel de los Reyes
31 mayo - 25 septiembre 2022


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El arcoíris detrás del negro. Visiones homoeróticas en el grabado antiguo ofrece una mirada inédita sobre el grabado antiguo y sobre la Colección Mariano Moret, investigando sobre los mecanismos del deseo y la mirada proactiva, sobre las formas de mirar y sobre el deseo de ver.

La exposición propone un recorrido por cinco siglos de deseo homosexual a través de un conjunto de estampas de algunos de los grabadores más importantes de la historia de esta disciplina artística, abarcando un arco cronológico que va desde principios del siglo XVI hasta finales del siglo XIX. Los grabados de Marcantonio Raimondi, Jacopo de' Barbari, Giovanni Jacopo Caraglio, Barthel y Sebald Beham, Heinrich Aldegrever, Hieronymus Hopfer o Jan de Bisschop se contraponen a una cuidada selección de obras de arte moderno y contemporáneo con la intención de mostrar la vigencia de ciertas ideas y determinados modelos a lo largo de los siglos. Son obras que nos introducen en un universo masculino compuesto de estampas sobre hombres, realizadas por hombres para otros hombres. Citando a Juan Gil-Albert: "Un laberinto para hombres sólo".

No se trata de mostrar explícitamente obras de temática homosexual, algo muy difícil en grabados de esta cronología, ni tampoco estampas que hayan salido exclusivamente de los buriles de artistas homosexuales. La exposición versa sobre las formas de representación de una sexualidad proscrita y negada durante siglos. Considerada como el pecado nefando y por tanto innombrable. Impensable y por tanto irrepresentable. No representada, tan solo esbozada. Un deseo críptico, codificado, apenas expresado y que se alimenta de destellos y retazos. Una mirada adiestrada para identificar indicios, leer entrelíneas y descifrar códigos. Una mirada adiestrada para detectar otras miradas.

Un desnudo masculino no nos parece hoy algo excepcional, pero durante siglos y hasta hace relativamente poco tiempo, fue algo insólito y difícil de contemplar en una sociedad que consideraba la homosexualidad un "vicio repugnante en lo social, aberración en lo sexual, perversión en lo psicológico y defecto en lo endocrino". Durante todo este tiempo, las estampas que componen la exposición sirvieron como sustento de un deseo vetado y como refugio de una mirada proscrita, más habituada a la ocultación que a la representación.

El visitante de la exposición deberá desentrañar los códigos que, a lo largo de los siglos, sirvieron para cifrar un homoerotismo que a veces es patente, pero que en muchos casos es latente. Un homoerotismo que se intuye, se adivina o se imagina como una visión o un espejismo provocado por el deseo. Toda exposición es un ejercicio de observación, pero en esta ocasión la observación se convierte en voyeurismo. Mediante la vindicación de una contemplación apasionada, se nos invita a examinar las obras con mirada impura y desentrañar el misterio del deseo, determinando si este se encuentra en la mano del artista o en el ojo del observador.